elies miralpeix
per en 31 Gener 2013
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Un poco de poesía, un poco no más. Si, moza, poesía. Si hay vida la hay.

Sin embargo de las bonitas palabras no come nadie, sólo los buenos oradores y malos políticos, pero contentan el espíritu, lo enriquezen, aún que sea a base de perturbar o despertar dudas, pero estas dudas y movimientos emotivos, son eso, movimiento cerebral, indicativo indiscutible de que hay vida, que corre la savia vital


Hay quién todavía que no se dio cuenta que la vulnerabilidad, la dependencia, los miedos, son signos de flaqueza que no hay que evitar, pues son también signos de vida. Esta flaqueza es quizás la mayor virtud con que nació el hombre. A pesar de los continuados intentos de “superación”, de “madurez”, de tratar algo intrínseco en el hecho humano como algo peyorativo, algo de lo que no hay que tener; tratar la vulnerabilidad como una enfermedad, cómo un problema del cual salir. Quizás es por esta falta de amor (propio , ajeno y cómo especie) que los humanos nos recriminamos esta vulnerabilidad, cuando es nuestra propia debilidad el no entender, el depender de..., el querer a... ¿En épocas dónde la naturalidad humana empieza a esconderse sistemáticamente, qué sentido tiene alabar las virtudes de la debilidad? O quizá es la única arma de contentación que nos queda a los que nos sentimos débiles alguna vez y el entorno nos lo ha recriminado, o nos ha parecido que no nos aceptaba, no lo se. Pero qué más humano que emocionarse y llorar, ¿porqué se ha escondido cual basura? Al fin y al cabo, todos alguna vez al día pensamos que “algo no funciona”, la sensación de estar fuera de juego, desmarcado, marginado, nos engañamos pensando que todo va bién, pero maldiciéndonos por la sensación de tener un pié fuera. Creo que hemos cambiado los valores humanos por mercantiles, y el funesto resultado es una lucha por entrar en éste mercado dónde la competencia es la moneda de cambio, y da igual para qué competimos, hace tiempo que lo hemos olvidado, lo que importa es competir, estar a la altura, ¿pero a la altura de qué? Humanos que no saben comer con las manos, sólo con los sofisticados utensilios, ¿humanos? Humanos que prefieren la artificialidad del cemento, al olor de tierra húmeda bajo sus pies. Humanos rodeados de sistemas de comunicación y lenguajes miles que sin embargo no le sirven para entenderse. Humanos con exceso de información y déficit de conocimientos. Humanos que luchan por defenderse de humanos que se defienden de humanos que son atacados por la ignorancia, la última excusa del sinsentido y la barbarie. ¿humanos? Humanos de plástico todos a semejanza de muñecos de plástico, dónde la individualidad se convierte solamente en intento de parecerse al colectivo  mayoritario, el colectivo que no existe, autoengañado y convencido que pertenece a la gente que “está bien”, a la gente que “vive bien”. ¿Pero cuanto hace que no se ve alguien feliz?     

¿pero cuanto hace que nos equivocamos de camino?

¿pero cuanto hace que se criminalizó lo humano?

Se tiene conocimiento de culturas primitivas que lograron un equilibrio armónico con su entorno, no digo entre ellos, no lo sé, pero  los humanos civilizados no pudimos con su felicidad indefensa. Claro, ¿cómo vamos a consentir que alguien que no seamos nosotros sea feliz? Aún y borrando si hace falta los últimos vestigios de sociedades bien organizadas, o organizadas según su entorno inmediato, no fuese caso que alguien aprendiera algo de ellos.

Eliminemos todo de una vez ¿porqué esperar? Sadomasoquismo humanitario, poco a poco, de alienación a alienación, de mentira a mentira. Mentira, si!, cuando encubres la vida tras mentiras, se empieza a cubrir todo los orificios de aire bueno con más mentiras, y cuando no queda aire, se inventa otra mentira. ¿pero cuantas mentiras más puede aguantar la especie? Y nuestro entorno, ¿puede esperar  a que sentemos cabeza? ¿A qué espera la humanidad para desaparecer? ¿Preferimos ahogarnos poco a poco, no? Mola más porqué arrastras más mierda cuanto mas esperas, más mentiras. No somos capaces de mirar y contemplar el mundo con brillo en los ojos pues hace ya tiempo que lo matamos, y el  hombre ya no brilla, y qué puede salir de una especie desnaturalizada, carcomida por dentro por sus muchas culpas y por sus muchas individualidades enfrentadas, una especie-càncer de si misma.

Una especie presupuesta culpable hasta que se demuestre lo contrario, un animal que perdió su animalidad más digna y se quedó con el bestial sinsentido que resultó ser su capacidad para el conocimiento y raciocinio, capacidad que le lleva a creer que la misma capacidad por si sola ya es suficiente cómo para apoderarse de cuanto puede, aún que no use esa capacidad para entender que hace falta un gran cambio en el rumbo del hombre, si quiere seguir siéndolo. Entender que no es sin el mundo que se puede vivir, que hay que vivir con y para él, Entender que no es sin la vida que hay vida, que si la matamos, que si la encerramos, que si la criminalizamos, nos matamos, encerramos y criminalizamos nosotros mismos. Entender que si todos procurásemos por los demás, todos daríamos y recibiríamos aquello que tanta falta hace hoy en día, ayuda, comprensión, amor, elementos todos ellos críminalizados por tener en la mirada miedo frente los demás. Entender. Entendernos. Es imposible?    

Publicat a: Literatura
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