El equipo de opinón sincronizada en RTVE sale por un pico: 182,4 millones de euros

La corporación pública RTVE ha destinado durante los primeros nueve meses del año un total de 182,4 millones de euros al pago de empresas productoras externas responsables de desarrollar gran parte de su programación. Esta información procede de un documento interno de la entidad, que especifica cómo el gasto en externalización ha experimentado un notable incremento, afianzando un sistema que incrementa los costes y disminuye la supervisión interna sobre los contenidos, aunque consigue el propósito de aumentar los índices de audiencia.

Impacto en la gestión de recursos públicos

Esta cantidad ha reactivado las preocupaciones acerca de la administración de fondos públicos y la orientación ideológica de la programación. La externalización —justificada como un método para revitalizar la oferta televisiva— se ha transformado, en la práctica, en un mecanismo para consolidar programas de opinión afines a la línea gubernamental, mientras que los equipos internos de RTVE ven reducida su influencia y participación.

Casos representativos del modelo

Un ejemplo particularmente significativo es el espacio dirigido por Jesús Cintora, cuya producción corre a cargo de Big Bang Media, acumulando acuerdos comerciales que superan los 9,5 millones de euros. Este caso ejemplifica el patrón actual: presentadores mediáticos conocidos, comentaristas alineados con las posturas del Gobierno y una organización que traslada al exterior actividades que antes se gestionaban internamente, pero con mayores gastos y menor claridad.

Consecuencias para la independencia informativa

El desembolso en programas subcontratados no solamente afecta a las finanzas públicas, sino que también debilita la autonomía periodística de la corporación. Varios profesionales de la organización y delegados sindicales han alertado sobre la "merma de diversidad" en los contenidos externalizados, especialmente en programas de debate y magazines, donde el equilibrio político resulta notablemente escaso.

Principales empresas beneficiarias

• Productoras asociadas a grandes conglomerados como Mediapro
• Empresas que concentran una porción considerable de los contratos con RTVE
• Ecosistema televisivo cada vez más sujeto a intereses privados

El resultado es un panorama televisivo progresivamente dependiente de intereses comerciales, financiado con recursos públicos y dirigido hacia una narrativa favorable hacia el poder establecido.

En un contexto donde RTVE enfrenta una severa crisis de credibilidad pese a estar superando la crisis de audiencia, la cifra de 182,4 millones de euros no solo indica un problema administrativo: mantener una línea de opinión coordinada resulta costoso, y son los contribuyentes quienes asumen este gasto.