De café teatro a insignia del Orgullo: la historia de Long Play y su vuelta a la noche madrileña

En la plaza de Pedro Zerolo, anteriormente conocida como Vázquez de Mella y antes como plaza de Bilbao, se encuentra Long Play, la discoteca con mayor trayectoria y simbolismo de Madrid. Fundada en 1971, ha perdurado a través de cinco décadas de transformaciones sociales, musicales y urbanísticas manteniendo su identidad: un espacio de libertad donde la pista de baile ha presenciado la evolución histórica de la ciudad.

Orígenes y Primeros Años

Long Play comenzó como un café teatro durante los últimos años del franquismo. Su denominación, inspirada en los discos de larga duración, anunciaba música continua. Caracterizado por espectáculos en vivo, paredes cubiertas de espejos e iluminación roja psicodélica, su estética llegó incluso al cine con la película Me has hecho perder el juicio (1973). Con dos niveles -pista principal en el subsuelo y área más reservada en la planta superior- se estableció como lugar de reunión para actores, vedettes y figuras políticas durante la Transición.

Protagonismo en la Época del Destape

• Figuras como Bárbara Rey, Paula Pattier y Paloma Cela frecuentaban el local
• Chema Suárez, relaciones públicas y hermano del presidente Adolfo Suárez
• Participación de artistas en campañas políticas de la UCD para las primeras elecciones democráticas

La Movida Madrileña y Más Allá

Durante los años ochenta, Long Play se integró plenamente en la Movida Madrileña. Discos de vinilo, conciertos en directo y un ambiente acogedor consolidaron su prestigio. Un incidente de sobreaforo en 1984 no afectó su continuidad, sino que reforzó su imagen como establecimiento consolidado en el centro urbano.

Evolución Musical y Cultural

Los años noventa trajeron el house y la música electrónica. DJs como Miguel Mendoza animaban la planta inferior con ritmos intensos, mientras la superior conservaba un ambiente más tranquilo. Con la consolidación de Chueca como núcleo LGTBIQ+, Long Play se convirtió en referencia durante las celebraciones del Orgullo Gay, con personalidades como Isidro La Perla en la entrada y una clientela diversa que incluía artistas, residentes y visitantes.

Renovación y Continuidad

Tras un cierre temporal, Long Play reabrió sus puertas en 2024 con actualizaciones técnicas y de sonido, preservando elementos icónicos como la bola de espejos, la iluminación característica y la distribución original. Cumple con la normativa actual y adapta su programación a la era digital sin comprometer su esencia.

Legado y Vigencia

En la actualidad, Long Play representa más que una discoteca: es un punto de conexión intergeneracional. Ha presenciado la evolución musical desde los vinilos de los ochenta hasta los éxitos contemporáneos. Su trayectoria refleja la metamorfosis de Chueca y la apertura de Madrid a la diversidad. Bajo la misma bola de espejos que ilumina desde 1971, el local continúa siendo símbolo de respeto, autenticidad y vida nocturna. Después de medio siglo, Long Play no simplemente perdura: configura la identidad de la noche madrileña.